Biografía
La decisión de convertirse al cristianismo cambió radicalmente la vida de Sergey Afanasiyev y su familia: "Llenó nuestras vidas de felicidad y propósito", dice. Sin embargo, 20 años después, debido a sus creencias, el creyente pacífico se convirtió en víctima de la represión religiosa.
Sergey nació en abril de 1964 en el pueblo de Horonkhoy (Buriatia). Tiene una hermana mayor. Cuando Sergey tenía 10 años, su padre murió trágicamente y su madre tuvo que criar sola a los niños.
De niño, a Sergey le gustaba el hockey, el fútbol y la pesca. Después de la escuela, fue a Blagoveshchensk e ingresó a la universidad del río. Más tarde adquirió habilidades de construcción y trabajó durante unos 15 años en una fábrica de construcción de viviendas.
Sergey conoció a Irina en Blagoveshchensk y en 1984 se casaron. La pareja crió a tres hijos con valores cristianos. Dos de ellos son adultos y ya tienen sus propias familias.
Sergey se preocupó por las preguntas espirituales durante muchos años, pero no encontró respuestas hasta 1996, cuando él e Irina comenzaron a estudiar la Biblia a fondo. Se alegraron de saber que las Santas Escrituras contienen el nombre de Dios, y también encontraron consejos útiles sobre cómo fortalecer a la familia y criar a los hijos. En 1998, los Afanasiyev se convirtieron al cristianismo. Según Sergey, el conocimiento de la Biblia tuvo un efecto positivo en él: "Empecé a dedicar más tiempo a mi familia y a mis hijos, y también a ayudar a otras personas".
En su tiempo libre, los Afanasiyev van al bosque a recoger setas, a pescar, a patinar sobre hielo y a jugar al voleibol. Sergey se inició recientemente en la pintura.
Después de las búsquedas en el verano de 2018, la vida de la familia Afanasiyev cambió mucho. La persecución penal afectó su estado emocional y su salud física. Sin embargo, la familia no se desanima. Sergey dice: "La fiscalía cambió drásticamente nuestras vidas. Al principio estábamos ansiosos; Había una especie de incertidumbre. Pero no nos asustamos, porque entendimos que esto le podía pasar a cualquiera".
Familiares y colegas están desconcertados por la injusta sentencia dictada a este pacífico y ejemplar padre de familia: 6,5 años en una colonia penal solo por su religión. La hija de Sergey, Yekaterina, también está siendo procesada por su fe, y en diciembre de 2022 su marido, Anton, fue condenado junto con su suegro a 6 años y 3 meses de prisión por sus creencias.